martes, 21 de diciembre de 2010

Centinela de lo que queda...



Reza la ley de creación de la Gendarmería Nacional (Nº 12.367, del 28 de julio de 1938), que la misión de ese cuerpo sería la de "contribuir decididamente a mantener la identidad nacional en áreas limítrofes, a preservar el territorio nacional y la intagibilidad del límite internacional".

La razón de ser de su creación estuvo vinculada a una necesidad pública: la de garantizar la seguridad de los colonos y pobladores de las regiones alejadas, lo que llevó a que el cuerpo se asentara en los territorios nacionales de entonces, como resguardo fronterizo.

Por esos tiempos, el Estado Nacional tenía una política migratoria. Tanto respecto de las migraciones internas como de las inmigraciones de ultramar y limítrofes. La consigna pretendía poblar el extenso territorio de la República, generar colonias agrícolas, fomentar el establecimiento, crecimiento y consolidación de nuevas ciudades, propender a la descentralización y distribución demográfica, y aprovechar el trabajo de los recién llegados para enriquecer las tierras que se les confiaban para su cultura.

Ayer debimos presenciar la reasignación de tareas a 6.000 gendarmes, que pasarán a reforzar al ya nutrido número que está patrullando en el Gran Buenos Aires, intentando dar un poco de seguridad a una tierra de nadie, asolada por la droga y la delincuencia violenta y sin códigos, con facilidades para la movilidad, una población aterrorizada y paralizada, y numerosos eficaces refugios en las siempre crecientes e impenetrables villas.


Ya en el pasado reciente asistimos a la conformación de un cordón de control de parte de los gendarmes sobre el complejo conocido como Fuerte Apache, y también a las agresiones de que fueron objeto de parte de los grupos de criminales que allí se aguantan, con balaceras todas las noches y el saldo de un gendarme muerto (29 Octubre 2008), y su presunto asesino, un delincuente de 18 años que integraba una de las 30 bandas armadas que habitan el complejo.

Cabo Omar Roberto Centeno, salteño, 28 años, casado, dos hijos (de un año y de un mes al momento de ser asesinado). Fuente: Gendarmería Nacional.

Que no hay voluntad de ir hasta el hueso es una situación demasiado conocida para todos, y toda una fracción de la sociedad que vive de negocios paralelos y clandestinos, como los talleres textiles, las ferias textiles, los desarmaderos de autos, las cocinas de drogas, los prostíbulos y la trata de esclavas, el juego, tanto el ilegal como el crecientemente legalizado, vehículo favorito del sistema para el blanqueo de dinero, etc., está demasiado imbricada en los intereses del poder (véase cómo se financian las campañas electorales de los actuales gobernantes, y los compromisos que condicionan las ulteriores gestiones), como para que nos quedemos seguros de que el estado de cosas delincuencial y marginal va a seguir su cáustico decurso a expensas de una sociedad desarmada y corderil, sitiada desde los hechos por la delincuencia y desde el discurso oficial por un lavado de cerebros machacón y perverso que conduce a la resignación y la auto-mortificación.

Los gendarmes reasignados tienen ahora una misión edulcorada y casi simbólica: la de generar una ilusión de control sobre un territorio cada día más perdido. En definitivas, la de establecerse sobre las nuevas fronteras. No hay ni intenciones ni determinación como para penetrar los territorios sustraídos del control estatal, y ello evidencia que la labor de la Gendarmería será la misma que primitivamente tenía en las zonas de frontera.

Origen de la foto: Aquí

De tal forma, creo que queda claro que lo único que aquí ha ocurrido es que las fronteras se han corrido. Un país indefenso, por el obrar destructivo de la misma ministra que ahora pasa a cumplir su propia e inconfesable misión de destrucción en el área de las fuerzas de seguridad, sin política migratoria y unilateralmente claudicante, que no aplica siquiera el más elemental principio de reciprocidad en el trato inmigratorio, sin política en ningún sentido en definitivas, ha cedido su soberanía (que no es otra cosa que el ejercicio efectivo de una potestad exclusiva y excluyente en el ámbito territorial) a un vacío que pronto va a ser llenado. Después de todo, ya empieza cualquiera a animarse, principiando, naturalmente, por las bandas armadas de los caciquejos militares que, desde la época de L'homme à cheval del genial Pierre Drieu La Rochelle, conforman ese complejo mosaico de warlords que es el Ejército Boliviano, y que comenzaron con sus incursiones clandestinas sobre nuestro Noroeste, cual fieles discípulos del más grande Mariscal Santa Cruz, y por qué no, de los Carabineros corre-mojones de nuestra peculiar guerra fría por los límites de los Andes del Sud, Laguna del Desierto y los Hielos Continentales en las décadas pasadas.



De tal forma, entiendo yo, la misión que he transcripto al principio continúa invariable. Lo que cambió, claramente, es el contexto político argentino, sumido en la más atroz declinación y claudicación, que en su expresión territorial, se plasma en esta nueva frontera, que enmarca un exiguo terruño, el hinterland saturado y contaminado de la ciudad de Buenos Aires.

Dos asuntos para dejar enunciados:

- La reversibilidad de la conflictividad social. Hobbes, que no era ningún sonso, ya había visto la cuestión hace 359 años: para segurar la paz interior es importante que los Estados tengan una clara política exterior, con objetivos y estrategia. Que se comporten entre sí como los Leviathanes que esencialmente son (mal que les pese a los pacifistas). La claudicación en la política exterior, o mejor aun, su lisa y llana ausencia, conduce a una reconducción de la conflictividad hacia el interior de las sociedades. Por eso es que gente más preclara manifestaba la necesidad para las naciones de tener empresas colectivas que superen las pequeñas diferencias de facción. En nuestro contexto contemporáneo, huelga decirlo, ahondar las diferencias de facción y fomentar la conflictividad interna son las formas perversas de realizar política que han signado toda la etapa. Lo difícil es la paz, lo difícil es la unidad. Lo fácil es atizar cualquier rencor, cualquier odio, cualquier resentimiento. Lo venimos presenciando.

Otras colonias como la que está en decidido rumbo de consolidarse la Argentina, de las que pueden mencionarse Panamá o Costa Rica, también han desarmado sus fuerzas armadas, considerándolas un gasto fútil, para conservar solamente fuerzas de seguridad y gendarmerías, que más allá de resultar expresión de la reversibilidad de los conflictos al interior de sus respectivas fronteras, terminan trabajando el doble o el triple que antes, enfrentando maras y narcos, afrontando el desafío de las nuevas fronteras interiores...

- Un poco de geopolítica. Todo el proceso de independencia de América, incluido el de América del Norte, estuvo marcado por la influencia de las diferentes ciudades sobre extensas áreas, que dieron lugar luego a la fragmentación en naciones. La independencia de las colonias americanas estuvo signada por intereses de las respectivas burguesías, o sea, intereses urbanos. La fuerza hegemónica de las grandes ciudades sobre sus territorios inmediatos determinó la conformación de las actuales repúblicas: el Virreinato de Nueva Granada, que Bolívar soñaba con mantener unido, se desmembró de acuerdo con las influencias respectivas de Caracas, Bogotá y Quito (esta última, luego sometida a una no siempre sana competencia interna con Guayaquil). Buenos Aires se expandió lo más que pudo, y aportó lo más grueso de las tropas al efecto, mientras que Asunción por ejemplo, pudo mantenerse independiente, sobre todo, a partir de Caseros y la entronización del proyecto unitario, que buscaba desprenderse de eventuales ciudades competidoras (a las que hay que incluir Montevideo, explícitamente excluida de las Provincias Unidas ya en 1813). San Pablo y Río de Janeiro representaron otro caso similar, cuya fragmentación pudo evitarse por la continuidad del poder imperial, y en épocas republicanas, por la solución intermedia, la creación de un tercero incluido, a la manera de Montreal y Toronto, de Sidney y Melbourne, etc.

En fin, el tránsito del Estado-nación hacia las ciudades-Estado ha sido pronosticado por diversos autores, de los cuales recuerdo a Robert Kaplan y su El retorno de la antigüedad. En ese proceso, no existiendo otras grandes ciudades que puedan ejercer influencia en el área que ocupa la Argentina, y asistiendo al claro proceso de detracción evidenciado, es probable que Buenos Aires y el país que encabeza pase todo a orbitar, en un futuro no muy lejano, de centros de poder más consolidados y eficaces. El que claramente surge con voluntad hegemónica sobre la región, y se manifiesta con creciente imperio (en el más puro sentido del término, véase El Imperio Romano de Pierre Grimal) sobre el Oriente boliviano, el Paraguay y el Uruguay, es el paulista. Aunque tampoco hay que despreciar la consolidación de Santiago, por ahora limitado naturalmente por la cordillera, y culturalmente, por cierto aislacionismo continental.

Dejemos los temas así planteados, y recordemos, una vez más, porque es demasiado explicativo, el texto de la ley de creación de la Gendarmería Nacional en cuanto hace a su misión y razón de ser:

"Contribuir decididamente a mantener la identidad nacional en áreas limítrofes, a preservar el territorio nacional y la intagibilidad del límite internacional"

viernes, 17 de diciembre de 2010

De abuelos, bisabuelos, tatarabuelos...

"Mateando al sol", foto de Gustavo Depaoli


El mito del progreso nos permite escapar hacia adelante. Recuerdo todavía el largo chiste del chaqueño Landriscina en que un turista norteamericano, con espíritu emprendedor, aborda a un colla que está durmiendo bajo un árbol a la vera de un huellón de tierra en el Norte argentino, mientras pastan sus cabras entre los yuyos duros, y sin comprender su pachorra, le propone vender algunas cabras, con el producido comprar una camioneta, luego una granja, producir carne de cabra congelada para exportación, productos lácteos de cabra para colocar como delicatessen en diversas ciudades, etc. Y el colla a cada nuevo progreso productivo le pregunta: "y para qué". Y al final de la larga perorata, que lo coloca en el sitial de un poderoso empresario, el yanqui le dice: "porque así usted podrá finalmente dedicarse a descansar", a lo que el otro responde: "¿y qué estoy haciendo?".

Algo parecido ocurre con los mitos de la modernidad. Mientras que los griegos comprendieron nuestra tragedia como humanos, seres dotados de la increíble bendición de la previsión, de la capacidad de anticiparse (que los científicos coinciden en que es el rasgo humano distintivo), que paralelamente -como es natural- es una maldición, la de ser los únicos seres de la existencia que conocemos el final de la película, que sabemos que nuestro destino es la muerte, que la vida es una permanente y segura derrota, y que en esa lucha con final trágico inevitable, en la forma en que se lleva adelante, en la dignidad con que se batalla para perder con estilo, está la clave de todas las cosas (y sólo así uno se explica la gesta de las Termópilas, por ejemplo); los modernos prefieren hacer de cuenta que la muerte no existe, o que ella es evitable y se conjura con el progreso.

Ya desde Condorcet, en los albores del pensamiento moderno, nuestra utopía verdadera, sincera y última pasó a ser la de suprimir la muerte, en sucesivos avances que siempre son postergaciones: la idea de que progresivamente vamos a vivir más, hasta llegar a una instancia en que seremos eternos... De todo esto ya he hablado (cliquear) en otra parte (cliquear), así que no me extenderé.

La confianza ciega en nuestras propias capacidades (y sobre todo, en nuestras reales posibilidades) ha llevado a sostener el mito del progreso. La idea de que cualquier cosa es solucionable, y de que absolutamente todos los detalles que componen nuestra circunstancia están sometidos a la ley de la causa y el efecto. Eso por otro lado conlleva a una nueva obligación ineludible y apremiante: debemos estar híper informados. Debemos conocer todas las causas para potenciar o conjurar los efectos.

Ningún deicidio es gratuito. Es más: suele tener consecuencias catastróficas para cualquier civilización. Los romanos lo pagaron con su desaparición de la faz de la Tierra, y el único que se demostró auténticamente preocupado por nuestro destino cuando el Dios-que-ha-muerto ya empezaba a despedir mal olor, fue Nietzsche.

La secularización que plantea nuestra modernidad compendia los peores males del dogmatismo monoteísta, que la liturgia y los sucesivos parches doctrinales eclesiásticos habían aplacado, a la par que laiciza conceptos escatológicos y soteriológicos. Los últimos, a través de la redención grupal materializada en condiciones de bienestar y confort. Los primeros, implicando el establecimiento de un sistema de castigos y merecimientos. Si la vida después de la vida se diluyó como esperanza con la muerte de Dios, la redención individual se da en la "vida más larga". El que se muere es porque se lo merece, porque pecó. "¿Sabés que Fulano tuvo un ACV?" "Y claro, también con la vida que llevaba..."

Seres súper-informados, cuidándose obsesivamente de pecar, a cada paso, viviendo con una constante presión, un desvelo casi histérico, su vida y la de los suyos. Miles de análisis, de diagnósticos, informaciones nutricionales, vitaminas (pero sin abusar), hipocondrías...

Yo digo, aunque es probable que me equivoque (igual, no más ni menos que otros oráculos mediáticamente sostenidos), que la generación más longeva es y será la que se está muriendo ahora. Los abuelos octogenarios, las abuelas nonagenarias. Aquéllos que nacieron en la primera y segunda décadas del siglo XX, tal vez en la tercera. Antes de la urbanización masiva, de la mecanización total, de las ciudades del automóvil, de los cálculos impositivos, de la bancarización, de los plásticos y la vida apurada. Aquéllos que se pelaban las rodillas jugando en calles de tierra, que no echaban llave a la puerta de calle, que tomaban mate en la vereda, y conocían a todos sus vecinos. Que no tenían miedo a todo, recelo, desconfianza, pánico, terror. Ellos disfrutaron de las bondades de un gran salto en la medicina. De los antibióticos, los rayos X, la salud pública y los protocolos antisépticos. Pero antes del colesterol, los oligominerales, los radicales libres, la dieta macrobiótica, los alimentos transgénicos, la masificación de los productos, los supermercados...

A continuación, les presento una canción de unos quebecoises brillantes, Mes Aïeux, que grafica perturbadoramente las consecuencias del mito del progreso. Que la disfruten.




"Es el espectáculo y la compañía de las cosas vivientes en nuestra infancia lo que nos predispone a gozar de la vida, mientras que unas calles antipáticas, cuyo único atractivo son los escaparates comerciales, predisponen a concentrar la atención en el poder de compra, predisposición que postula, como su complemento natural, una educación orientada hacia las condiciones de adquisición del poder de compra: entonces la mejor educación será aquella que permita comenzar con los salarios más elevados, con las mejores perspectivas de hacer carrera. Los placeres ofrecidos por la naturaleza son gratuitos, y en la existencia rural no había necesidad de preservar «espacios verdes» constantemente amenazados por usos del suelo más rentables. También eran gratuitos, en la existencia urbana los placeres de la calle, en tanto podía ser lugar de conversaciones, barridas ahora por el rodar y el trepidar de los automóviles. Son éstas unas pérdidas cuyo índice de crecimiento no puede, al ser índice de desarrollo, llevar signo negativo", y "vienen a acentuar la desigualdad, pierden placeres que estaban al alcance del pobre (...) y posiblemente, de estos placeres los pobres sabían disfrutar mejor que los ricos".

Bertrand de Jouvenel, La civilización de la potencia.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Poder y territorio




En este imprescindible artículo del amigo Torrero se aborda la cuestión estructural que subyace a la contingencia, tan livianamente sublimada a un problema de viviendas, que ha ocupado la atención y los desvelos de millones de ciudadanos en la última semana, y que ha servido para resaltar un núcleo de coincidencias conceptuales, ideológicas y sociológicas en la gran mayoría de los argentinos, que para ser optimistas, sirve para cimentar un futuro, desde la comprobación que, más allá de tantas perversiones propaladas desde los discursos gulag del retro-progresismo autista, seguimos apostando al trabajo, a la lealtad en el respeto de las reglas de juego y al repudio a las invasiones criminales.

Pero sobre todo, esa coincidencia fue lo suficientemente fuerte como para romper el aislamiento con el que la oligarquía gobernante intenta tabicar a un pueblo al que ha dividido y vulgarizado, y al que considera convenientemente "inmaduro", "reaccionario" o "conservador" como para escuchar o consultar ante cuestiones que la democracia impondría fueran respondidas en forma directa por el demos. La mejor evidencia de la oligarquía está en ese elitismo acendrado que sistemáticamente niega el presupuesto político basal acerca de que la legitimidad y la verdad emanan, precisamente, del pueblo. No de sus representantes, aferrados a una concepción práctica emanada del siglo de las carretas y de las distancias siderales, en el que un diputado por Salta tardaba meses en ir a Buenos Aires y otros meses en volver a rendir cuentas.

Asistimos en la práctica a poderes alternativos que desafían el monopolio del Estado en esa cuestión tan crucial de la paz interior y la soberanía, sobre todo, en lo que respecta a Estados débiles por naturaleza, o bien debilitados progresivamente por descomposición interna, como es nuestro caso, padecientes de las mismas calamidades que han invocado para administrar consensos transitorios (siempre electorales, gestualidades banales de folletín), y que les impiden actuar con un mínimo de solvencia ante los atropellos violentos de los challengers privados... los privateers que se llevaron puesto en dos siglos al Imperio Español, ahora ya no al servicio de una reina, sino de organizaciones productoras y mercantes de droga.

Los privateers, como antes los bandeirantes, administran mesnadas de esclavos que sirven de cobertura, de peones y de soldados a las crecientes organizaciones con asentamiento y expansión territorial. La excusa de la marginalidad, esencialmente manipulable y por poca plata, sumergida en la ignorancia y en la necesidad básica cotidiana insatisfecha, amén de la desprotección y la inseguridad, genera un colchón protector para las organizaciones criminales que han convertido a la Argentina, en los últimos 8 años y de la mano de las drogas de diseño o del reciclado de químicos basura, de un país de tránsito, en un país eminentemente productor.

El caso de las favelas de Río de Janeiro, y de los terribles incidentes provocados por el PCC en San Pablo (Brasil), así como la angustiante realidad que se vive en Sinaloa o en Ciudad Juárez (México), con decapitados por los zetas, políticos condicionados y hasta maestros de escuela intimidados con ametralladoras para que paguen tributo y permitan la distribución de drogas, revela una triste amalgama, que se está transformando en una asociación natural, entre la marginalidad y el narcotráfico con toda su lista de crímenes asociados.

Soldados brasileros plantan la bandera nacional (y la del Estado de Río de Janeiro) en la cima del morro Alemão, simbolizando claramente la reconquista por parte del Estado (la entidad política que encarna y le da destino a un pueblo) de un territorio perdido.

La clave de ese crecimiento siempre está en el asentamiento, consolidación y control territorial, en la generación de zonas en donde el Estado está excluido, y donde la clientela pertenece a las organizaciones militarizadas del narcotráfico. La gente, en situación de esclavitud, como tan brillantemente lo explica el artículo referido, es fungible, sacrificable, daños colaterales. Una organización que naturalmente se hace fuerte y lucra con la muerte, a la vida humana le da un valor asiático. La esclavitud cosifica a las personas, que valen en cuanto a su utilidad, y se cambian o se tiran cuando no sirven o cuando sirven más muertas que vivas.

El Estado ha asumido un compromiso cada vez más humanista y universal para con todos los hombres del mundo. Ha cedido a la extraterritorialidad del Derecho, y ha cedido el Derecho a los derechos subjetivos (los derechos a tener derechos), en los cuales la necesidad individual esgrimida en contra del Derecho objetivo (o sea, legal y colectivo) comienza a prevalecer. Al Estado es al único que le interesa preservar la vida de aquellos que los narco sacrifican de un tiro en la nuca, o mandan al frente descalzos y con una hondera, y eso retroalimenta un círculo terrible. Como petrificados por la mirada de Odín, los agentes estatales súper equipados deben permanecer inmóviles ante las hordas más desarrapadas y humildes, porque una vida del adversario puede ocasionarle una lesión infinitamente mayor que la pérdida de mil soldados propios.

La clave está en llegar al epicentro de tan macabra organización, en hacer jaque mate al rey sin matar un solo peón. Pero el rey suele esconderse en lo más recóndito de un entramado caótico de pasillos y exclusas, vinculado por pasajes alternativos, muchas veces subterráneos, y amparado en una protección humana masiva y jerarquizada, en donde hasta los purretes que venden cuadernos en los semáforos hacen de campanas levantando barriletes o hasta llamando por teléfonos internos.


Para que uno de esos territorios crezca, hasta hacerse materialmente inexpugnable, también la materia prima necesaria es... otra vez... la gente. Si no hay suficientes necesitados en la más miserable pobreza que emplear, entonces habrá que traer más. Cosificados como están, habrá que importarlos. Las grandes organizaciones, trasnacionales desde hace décadas y crecientemente fortalecidas y vinculadas, administran grandes masas de población que llevan y traen según la conveniencia.

No es novedad que La Matanza, el distrito bonaerense imposible, inviable, es el principal hervidero de "cocinas" de toda esta ciudad-cloaca (como se les dice en la jerga a las megalópolis engangrenadas de miseria y anomia, como Lagos, Jakarta, Mumbay, México DF, etc.). La matancera Ciudad Madero queda a pasitos de la villa de Ciudad Oculta en Mataderos (que creció muy fuertemente en los últimos cinco años, a despecho de la multitudinaria construcción y entrega de viviendas para los villeros anteriores... ¿o los mismos?). A partir de allí, puede trazarse prístino el llamado Corredor Narco de Buenos Aires, que se está consolidando hacia una continuidad territorial que lo sitúe, en un futuro, como un actor político (o sea, siempre demográfico y territorial) definitivamente relevante en la mismísima Reina del Plata.


Como un tumor creciendo amparado en un tejido vital y muy sensible que lo protege de la extracción quirúrgica, no es necesario para ello tener una fuerza equiparable a las estatales, sino tan sólo el manejo (por extorsión, seducción o clientelismo, da igual) de una considerable masa humana que oponer a cualquier intento de recuperación de los territorios detraídos del control estatal y de su monopolio de la coerción legítima. Asimismo, esa continuidad garantiza el acceso a todo el territorio comercialmente apetecible, al target, a la sociedad civil, la rápida llegada y el rápido escape hacia la protección de la colonia laberíntica. Una considerable economía logística, una expansión decidida, un mayor predicamento en los estamentos sociales de primer contacto (policías, líderes barriales).

En la imagen siguiente (picar sobre ella para ampliar) se aprecia la progresión del Corredor Narco de Buenos Aires. En amarillo están consignadas las villas de emergencia (de emergencia eterna, como la propia emergencia que amparó los discrecionales manejos del gobierno durante 9 años); en rojo los territorios recientemente atacados, cuya evidente disposición geográfica no deja lugar a mayores comentarios; y en verde los territorios pasibles de una próxima ocupación, por estar vacíos, mal vigilados (y aunque estuvieran bien vigilados, ¿quién puede contra 200 familias con niños en brazos que avanzan y avanzan decididos a poner el pecho?), y/o por resultar predios ferroviarios, con espacios ociosos, y fundamentalmente, de administración estatal, es decir, naturalmente condenados.


Ante el natural beneplácito con que la población recibió la noticia de un acuerdo sobre un asunto elemental y sencillo, que sin embargo demandó nada menos que una semana, y ciertas medidas paliativas de menor impacto (unos pretendidos "castigos" a aplicar sobre los futuros intrusos, quitando planes sociales, etc.), los argentinos siempre estamos propensos a olvidar rápido y dar vuelta la página. Sociedad del impacto, de la novedad, del chisme, de hablar del clima, no tenemos tiempo que otorgar a una reflexión profunda sobre los asuntos que nos conciernen de forma vital e inminente. Vamos "zafando" nomás, y mejor ni pensar demasiado, que pensar es hacerse mala sangre y ahora vienen las fiestas...

Convendría que empezáramos a tomarnos las cosas más en serio.

jueves, 9 de diciembre de 2010

El parque de los lexanos

Difícil resulta mantenerse actualizado respecto del modelo de acumulación con intrusión social. Hace apenas 50 días consignábamos el geométrico crecimiento territorial de las villas miseria en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, verificado entre los años 2004 y 2009.

Ayer y hoy nos encontramos ante un hecho significativo de la tendencia, que agrega al intrusaje ilegal la altiva y violenta defensa de la situación irregular, frente a las fuerzas estatales que ostentan (sólo en los papeles, por cierto) el poder de policía y el monopolio de la coerción, y que fueron recibidas con piedras, palos, armas de fuego, cuchillos, o lo que se tuviera a mano y pudiese ser idóneo a los fines de dañar al prójimo.

Lo único auspicioso, porque siempre tratamos de mirar la mitad del vaso lleno, es que todavía algo de pudor les queda a los intrusos, que argumentan una suerte de adquisición de buena fe. En efecto, asimilando las cosas inmuebles a las cosas muebles, invocan la aplicación del célebre artículo 2.412 del Código Civil ("La posesión de buena fe de una cosa mueble, crea a favor del poseedor la presunción de tener la propiedad de ella, y el poder de repeler cualquier acción de reivindicación, si la cosa no hubiese sido robada o perdida").

Ignoran al efecto, y uno no puede, aunque trate, evitar pensar que lo hacen a propósito, que de lo que aquí se trata es de una cosa inmueble, de acuerdo con la definición del artículo 2.314 del mismo cuerpo legal: "Son inmuebles por su naturaleza las cosas que se encuentran por sí mismas inmovilizadas, como el suelo y todas las partes sólidas o fluidas que forman su superficie y profundidad".

En cambio el artículo 2.318 describe qué son las cosas muebles, es decir, aquéllas susceptibles de que se les aplique aquello de "la posesión vale título": "Son cosas muebles las que pueden transportarse de un lugar a otro, sea moviéndose por sí mismas, sea que sólo se muevan por una fuerza externa, con excepción de las que sean accesorias a los inmuebles".

Pero en este caso, que yo sepa, nadie puso en duda que los palos, las piedras, cartones, chapas y polietilenos que plantaron en el intrusaje ilegal no vayan a ser propiedad de los indignados turistas (como bien los llamó Todos Gronchos, en un excelente artículo) que, acabados de venir de países limítrofes en los que sus gobiernos no los ayudan, sino que fomentan estas invasiones a la Argentina como forma de sacarse a los miserables de encima, arrogantes imponen al inerme país receptor sus reglas de conquista y apropiación, apañados en la complicidad vergonzosa de los entreguistas colonizados y cipayos de la intelligenzia progresista vernácula, perversos entusiastas de la autoflagelación, la claudicación y la dañinada a los conciudadanos.

En tanto, no puede argumentarse seriamente, aun mediando buena fe (cosa más que dudosa en estos intrusos violentos), que un inmueble que ha pasado de las manos de un dueño (en este caso, el Estado, o sea, todos los ciudadanos que estamos siendo robados) es legítimamente del adquirente, aun no mediando en el caso violencia (aunque claro que ello no concurre en el presente suceso). No, no alcanza con ello. Los derechos reales son todo forma, y el cumplimiento de las formas legales es requisito sine qua non para la adquisición del derecho de propiedad sobre el inmueble (artículo 2.378 del Código Civil). Por empezar, para apropiarse de una cosa, esa cosa tiene que estar en el comercio, cosa difícil de imaginar cuando uno piensa en un espacio verde, en un lago o en un cementerio municipal.

Lo otro, el argumento de que pagaron tantos o cuantos pesos a un Fulano, simplemente, tiene el mismo valor que el gringo que se indignaba al comprobar que le habían vendido un buzón o un tranvía. Y ser boludo, hasta donde se sabe, en el país de los vivos, no tiene premio... Lo que sí garpa es ser el más vivillo y pícaro de todos. Un país que se ensoberbece de los pistolas bárbaros, no puede admitir que los dormidos se lleven algo de arriba. Esa evidencia respalda la idea de que estos intrusos no pagaron una moneda a nadie por un pedazo de parque.

Pero, como venía diciendo, es auspicioso comprobar que al menos esgrimen un argumento con apariencia de racionalidad, con pretensiones de derecho, de razón. Peor, y mucho peor, estaremos el día en que ya no se tomen ese trabajo, y el único argumento sea la prepotencia, la violencia descarnada de argumento y los sinsentidos de una hipocresía igualitarista y pobrerista que vive dañando al prójimo (que es el próximo, no hay que olvidar que México es Méjico) para beneficiar siempre al lexano...

En fin, vamos a dejar las demás reflexiones del caso para otra oportunidad, y tan sólo las enunciaremos:

- Una modificación, desde el campo anacrónico (¿o no tanto?) de la revolución violenta en la dialéctica de la lucha de clases, del toda propiedad es robo y la tierra es de quien la trabaja, al todo espacio público es robo y la tierra es de quien la ocupa y la defiende por la violencia como único argumento (¿suena a anarquía, no?).

- Una llamativa coincidencia entre la izquierda progresista y el más ultra de los ultraliberalismos, el anarco-liberalismo, reactivo hasta la abominación frente a la organización del Mundo en Estados, y que siempre ha atribuido a los movimientos migratorios por motivos económicos un carácter natural y venerable, y a los desgraciados países receptores, que contingentemente están económicamente un poco mejor, un deber moral hacia los desposeídos que van llegando, y en el ciclo, una vez que la miseria inunde al país próspero y todos se caguen de hambre, mirarán los receptores y los recién llegados para otro horizonte, y hacia allí vamos todos, como nómades trashumantes, o mejor, como parásitos depredatorios que migran una vez que destruyen el ecosistema huésped.

- Una vocación absolutamente extralimitada de ciertos jueces por la demagogia barata y el ejercicio de funciones ejecutivas que no les corresponden. El caótico entramado de pactos internacionales hipócrita y negligentemente yuxtapuesto a la Constitución Nacional a partir de 1994, fomenta la emersión de estos personalejos que, sin haber sido votados por nadie, terminan por hacer y deshacer como les place, saliendo de los circunspectos laberintos reflexivos del Derecho para entrar en el plató de la figuración y la adulación mediática.

Me he explayado más de la cuenta. Tan sólo debía en este caso actualizar la información gráfica acerca del fenómeno creciente de la usurpación de los siempre insuficientes espacios verdes de la decadente reina del Plata.

Si en el post del 19 de octubre habíamos mostrado el crecimiento de la Villa 20:

(Picar en la imagen para ampliar)


Y teniendo en cuenta que este nuevo atropello se inscribe parcialmente como un crecimiento de esa Villa 20 por excedentes de población recién llegada, acá aportamos una referencia gráfica circunstanciada del asunto (del Google Earth en este caso):

lunes, 6 de diciembre de 2010

Y cambió, cambió tanto...


...tanto cambió
que llegó un día en que se enteró
de que ya no era.


Claramente, la óptica meramente histórica, la aplicación al presente de la experiencia del pasado, no alcanza para la comprensión, ni mucho menos para la solución, de los problemas que ya son del presente y signarán gran parte del rumbo mundial para el futuro... cercano.

Así como la primera gran revolución mundial la provocó la emersión de un fenómeno radicalmente nuevo y desconocido, cual lo fue el monoteísmo ecuménico con su natural intolerancia (menos de un siglo pasó entre el reconocimiento del cristianismo en Roma y la prohibición absoluta del paganismo por ese mismo cristianismo hecho religión oficial del Estado, bajo el principado de Teodosio); así como la segunda gran revolución mundial la produjo la expansión del Islam a través de las guerras de conquista; ninguna de esas referencias puede ser aplicada en sentido estricto al nuevo problema que se plantea en la actualidad, con el etnocidio europeo ya irreversible y el nuevo avance musulmán de conquista a través de la invasión demográfica.

La inmigración es un fenómeno que ha existido desde siempre, si bien que limitado a pueblos cercanos y culturalmente afines. Lo que el mundo recién en los últimos 50 años ha empezado a conocer es la inmigración masiva, como sistema casi inconsciente, indetenible, de sustitución de la población nativa por otra alógena, fortalecida por las desfallecientes tasas de natalidad de las comunidades receptoras, y una aceptación pacífica, casi culposa (efectos no deseados del colonialismo, derecho de los pueblos pobres a vivir mejor en nuestra tierra, etc.), de una fatalidad trágica, en forma de melting pot optimista, hacia los futuros Eloi, irenistas, ingenuos y ambiguos.

Que la inmigración es un fenómeno interesante, oxigenante y beneficioso en las comunidades modernas es algo que los argentinos conocemos bien, y lo conocemos incluso respecto de culturas notablemente diferentes a nuestro sustrato cultural básico. Lo conocemos respecto de árabes, de japoneses, de esclavos brasileños que encontraban en esta tierra amparo bajo la legislación de Rosas, que garantizaba la libertad una vez pisado este territorio... Todos fueron asimilados y conformaron y enriquecieron nuestra argentinidad (si es que tal cosa existe, pero en algún plano ciertamente existe), porque sus contribuciones cuantitativas fueron ínfimas en lo proporcional, y porque el pueblo receptor estaba fuerte y pariendo...

El siguiente documental pone el acento donde debe, salvo al final, en que llama ingenuamente a la "evangelización" como forma de encarar el problema, desconociendo que esa acción es patrimonio siempre de los fuertes, que tiene por principal estandarte el de la natalidad (la religión se hereda), y como segundo estandarte el de la convicción (que es mucho más fuerte en el joven Islam que en un cristianismo exánime de iglesias vacías, monumentos museísticos para el turismo y nada más).

Cae en la superstición de la religión, diría Marx, y más que nunca ha razón en ello... La infraestructura es y será el pueblo. Sobre el sustrato étnico es sobre lo único que se construye. ¿O vamos a sostener todavía que es lo mismo un comunismo en Inglaterra o en Alemania, como soñaba Lenin, que un "comunismo tártaro" como el que vio Thomas Mann en Rusia soviética, o que un "comunismo dinástico" como el de los Kim Jong en Corea del Norte?



La religión es superstición, la economía también. El hombre no lo es. Salvo, claro está, el "concepto de hombre", el hombre universal. Pero el hombre de carne y hueso es parte de una comunidad, que no es otra cosa que un sistema orgánico de familias. Ese hombre, el hombre negado por el humanismo, en pos de una humanidad de átomos autistas, egoístas y desangelados, es la única respuesta.

La única evangelización posible es la del orgullo por lo que nos ha sido dado y por lo que somos. Volver a ser-ahí.

martes, 30 de noviembre de 2010

Micros-Macros


Se acercan las fiestas, pródigas en feriados periféricos, y es muy probable que el 23 se sume al 24 de diciembre para hacer un fin de semana largo de 4 días, y que algo parecido ocurra con el 30 y el 31, para luego continuar con la temporada estival de vacaciones. Todo ello suma a los temas de siempre el asunto del costo de los boletos de los buses de larga distancia, que los argentinos llamamos, vaya a saberse por qué, “micros” (cuando son justamente los más grandes de toda la gama de omnibuses, lo que en todo caso ameritaría el apelativo de “magnos”).


Todavía recuerdo mis primeros viajes después de terminada la secundaria, a visitar unos parientes (en verdad, unos amigos que eran como de la familia) en el interior. Para hacer unos 700 km, en el mejor “micro” de la época (3 asientos por fila, uno individual y otro doble), denominado “Súper-cómodo”, gastaba $ 35, que para la época, con la Convertibilidad flamante, eran por supuesto 35 dólares.



Luego, a partir de 1993, con la desregulación de la época, fueron apareciendo otros servicios, denominados “Ejecutivos”, que tenían doble piso, butacas muy amplias y reclinables, y un montón de paqueterías, como almohadita, frazada, y a veces hasta una azafata y comida caliente. Esos servicios de alta gama se situaban en torno a los $ 45, y no podían ser mucho más caros, porque LAPA cobraba el pasaje en avión, entre $ 55 y $ 75 de acuerdo al horario y la banda negativa.




Pasados esos precios a dólares, en la nueva Convertibilidad del 4 a 1 se trataría entonces, de $ 140 para el “Súper-cómodo” y de $ 180 para el Ejecutivo de la azafata y la comida caliente.

Sin embargo, los pasajes en el equivalente al “Súper-cómodo” (lo que a partir del DNU Nº 2407/02 es “Semi Cama”, para ese mismo destino, salen $ 190, y los pasajes equivalentes al “Ejecutivo”, es decir, “Cama Suite” salen $ 250. Es decir, un 35,7% y un 38,9% más caros, respectivamente, que la simple multiplicación de los precios de la Convertibilidad x 4.

Más precisamente, significan una multiplicación de los respectivos precios x 5,43 (el Semi Cama) y x 5,56 (el Cama Suite). Lo que sugiere una eurización de la evolución de los precios, antes que una dolarización.

Claro que es difícil establecer, con los pasados tiempos, una comparación eficaz, pues regían por ese entonces las bandas tarifarias, que permitían una gran variabilidad de las tarifas, dependiendo el día en que se viajaba, la estacionalidad, etc.

Ahora las bandas tarifarias han desaparecido, y la variabilidad se reduce a un 5% máximo (Resolución de la Secretaría de Transporte Nº 181/2010).

El perro, en tanto, se lo meten al usuario con las categorías de los vehículos. Por empezar, ya no hay prácticamente disponibilidad en vehículos de baja categoría (y por tanto, más económicos). El mismo progreso tecnológico los ha sacado del mercado. De modo tal, que si antes uno estaba seco y necesitaba viajar, disponía de algún servicio a la mitad del valor del más caro. Ahora la diferencia de precio máxima verificable entre el mejor y el peor servicio es del 30 al 33%, y de los más malos casi no hay. Al menos en los papeles, porque te venden pasajes en coches que teóricamente son casi platos voladores, y cuando te subís, tenés espacio sólo para doblar las rodillas como costurera y reclinarte 45º.

A continuación, se expone un desarrollo de la evolución tarifaria post-devaluación, el cual es bastante ilustrativo acerca del comportamiento del Estado, en su faz regulatoria, frente al fenómeno inflacionario que paralelamente dice desconocer o considera una mera sensación de clase media… Es claro, los pobres deben viajar a lomo de burro o en la caja vacía de un camión.



Esa variabilidad tarifaria, es decir, inflacionaria, demuestra un incremento interanual de las siguientes características:

Año

Incremento interanual promedio

2002

40%

2006 (*)

47%

2007

35%

2008

57%

2009

36%

* El incremento 2002-2006, de alrededor de 140%, está prorrateado entre los años 2003, 2004 y 2005.


Evolución de las tarifas de los micros de larga distancia.

Modificaciones en la tarifa de referencia:

1) Decreto Nº 2407/2002

Fecha: 28 noviembre 2002

Incrementos según servicio:

-Común con Aire: + 40%

-Semi Cama y Cama-Ejecutivo: + 40%

-Cama Suite: + 40%

Razones enunciadas: “Los grandes desequilibrios producidos en los últimos años en todos los ámbitos de la economía nacional generaron una situación de crisis general de tal gravedad y magnitud que determinó la sanción de la Ley Nº 25.561, que establece la emergencia pública y la reforma del régimen cambiario, con el objeto de que el Poder Ejecutivo Nacional proceda al reordenamiento, reactivación, crecimiento y reestructuración del sistema económico, financiero, cambiario, social y administrativo del Estado Nacional. Este marco coyuntural afectó profundamente a las empresas de capitales privados que operan como permisionarias del sistema de transporte automotor de pasajeros de larga distancia. Particularmente, los motivos de la crisis arraigada en el sector son, entre otros, la restricción crediticia general que impide el financiamiento de la actividad; el efecto de la devaluación de la moneda que produjo incrementos en los precios y dolarizó el valor de los repuestos, modificando la estructura de costos, por consecuencia; el colapso de las empresas aseguradoras que trasladó los pasivos por indemnizaciones contratadas a las aseguradas; la creación de nuevos impuestos y el aumento de los existentes que incrementó la presión tributaria; la disminución de la demanda de servicios y la proliferación de la oferta de transporte irregular y clandestino, entre otros de menor envergadura”.

2) Resolución de la Secretaría de Transporte Nº 608/2006

Fecha: 8 septiembre 2006

Incrementos según servicio:

-Común con Aire: + 82%

-Semi Cama y Cama-Ejecutivo: + 96%

-Cama Suite: + 110%

Razones enunciadas: “actualmente las empresas del sector deben afrontar un significativo y creciente aumento de los costos salariales”.

3) Resolución de la Secretaría de Transporte Nº 498/2007

Fecha: 1 noviembre 2007

Incrementos según servicio:

-Común con Aire: + 114,2%

-Semi Cama y Cama-Ejecutivo: + 129,6%

-Cama Suite: + 145%

Razones enunciadas: “actualmente las empresas del sector deben afrontar un significativo y creciente aumento de los costos salariales”.

4) Resolución de la Secretaría de Transporte Nº 726/2008

Fecha: 30 septiembre 2008

Incrementos según servicio:

-Común con Aire: + 185%

-Semi Cama y Cama-Ejecutivo: + 203,5%

-Cama Suite: + 222%

Razones enunciadas: “actualmente las empresas del sector deben afrontar un significativo y creciente aumento de los costos salariales”.

5) Resolución de la Secretaría de Transporte Nº 257/2009

Fecha: 3 diciembre 2009

-Común con Aire: + 213%

-Semi Cama: + 259,5%

-Cama-Ejecutivo: + 287,5%

-Cama Suite: + 341% (4,4 veces)

Razones enunciadas: “Estudio de mercado” realizado por la CNRT.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Globalización de la pavada




Sobre los efectos de la "vieja modernidad", es decir, ese sistema de pensamiento igualitarista y humanitario que se encuentra acorralado y sin respuestas ante los desafíos concretos que plantea la historia en este tiempo, se han explayado múltiples autores inconformistas, principalmente desde Francia, hace ya más de una década. Guillaume Faye ha abordado la cuestión de la globalización de las penurias y las situaciones disfuncionales y nocivas, que tienden a generalizarse aun en el líricamente llamado "Primer Mundo", que sin embargo va en un camino cierto y acelerado hacia los bolsones de contigüidad territorial con un tercer mundo en el mismo territorio.

Guillaume Faye


En El Arqueofuturismo (Les Editions de L'Æncre, París, 1998), l'enfant gâté del pensamiento galo expone algunas percepciones con clara tendencia incremental geométrica:

La colonización de población del hemisferio Norte por los pueblos del Sur, cada vez más importante a pesar de las afirmaciones tranquilizadoras de los mass-media, está cargada de situaciones explotadoras, sobre todo en conjunción con el hundimiento de las Iglesias en Europa, hoy tierra de conquista para el Islam; el fracaso de la sociedad multirracial, siempre más multirracista y neotribal; la metamorfosis progresiva etnoantropológica de Europa, verdadero cataclismo histórico; el retorno del pauperismo tanto al Oeste como al Este; la progresión lenta, pero constante, de la criminalidad y del consumo de estupefacientes; la pulverización continua de las estructuras familiares; la decadencia de los cuadros educativos y de la calidad de los programas escolares; la herrumbre en la transmisión de los saberes culturales y de las disciplinas sociales (barbarización y descompetencia); la desaparición de la cultura popular en provecho de la lobotomización de las masas pasivas por la galaxia electroaudiovisual (Guy Debord se suicidó porque vio cumplirse sus predicciones reflejadas en Société du Spectacle, escrito en 1967); la decadencia continuada de los tejidos urbanos y comunitarios en provecho de zonas periurbanas imprecisas sin coherencia, ni legalidad, ni seguridad; la instalación, particularmente en Francia, de una situación endémica de motines urbanos -más graves que Mayo del 68- ; la desaparición de toda autoridad civil en los países de la antigua URSS, víctimas del fracaso económico. Todos estos fenómenos se conjungan en un momento en donde los Estados-Nación pierden su autoridad soberana sin conseguir frenar el pauperismo, el paro, la criminalidad, la inmigración clandestina, la potencia creciente de las mafias y la corrupción de las clases políticas; y en un momento en que las elites creativas y productivas, presas del fiscalismo y de la vigilancia económica, sueñan en el gran viaje americano. Una sociedad cada vez más egoísta y salvaje, en camino del primitivismo, paradójicamente tapada por el discurso de la “moral única”, angelical y pseudohumanitaria.


Guy Debord


Para a continuación explayarse sobre los efectos económico-demográficos del individualismo narcisista que se agudizan y de los que hemos hablado algo en el pasado post:


Jubilados en Grecia, 2010.


A partir de 2010, el número de activos será insuficiente para financiar a los jubilados del “papy-boom”. Europa se hundirá por el peso de los ancianos; pero más aun: en los países envejecidos, la economía estará debilitada y “handicapada” por la financiación de los gastos de salud pública y de las pensiones de los ciudadanos improductivos; además, el envejecimiento deseca el dinamismo tecnoeconómico. La ideología igualitaria de la (vieja) modernidad ha resultado un impedimento para solucionar esta situación catastrófica, debido, sobre todo, a dos de sus dogmas: el antinatalismo (este etnomasoquismo), que censuró las tentativas de recuperación voluntarista de la natalidad, y el rechazo igualitarista de los fondos de pensiones. Por el momento, todavía no sentimos estos efectos que están por venir. El paro y la pobreza van a empeorar, mientras que una clase minoritaria, conectada con los mercados mundiales, la clase de los funcionarios y de los asalariados protegidos, va a prosperar. Estamos hablando de un terror económico. El igualitarismo, por un efecto perverso, mostrando que en realidad es el inverso de la justicia -en el sentido que le diera Platón-, crea sociedades de opresión socioeconómica. El Estado-Providencia socialdemócrata, basado en el Mito del Progreso, también tiende a hundirse, en un estrépito más impresionante aun que el que sacudió al comunismo en 1989. Europa se está tercermundizando. La crisis está por delante, o más exactamente, asistimos a la ruptura de los cerrojos del edificio socioeconómico civilizacional. América, continente inmenso condenado a las migraciones pioneras y acostumbrado a una cultura brutal y a un sistema conflictual de ghettos étnicos y económicos, parece menos vulnerable que Europa. Puede encajar una ruptura de equilibro. Por lo menos en el plano de la estabilidad social, porque no podrá escapar a un eventual maremoto general.


Londres, 2010


Inquieta sobremanera la capacidad de anticipación del autor que, en consonancia con Jacques Attali, predice la crisis financiera global con más de una década de antelación, más precisamente, en un momento de apogeo económico del mundo occidental:

...la amenaza de una crisis financiera mundial, que será mucho más grave que la de los años treinta y comportará una recesión generalizada. La caída de las bolsas y de las monedas esteasiáticas, como la recesión que afecta a esta región, son los anticipos. Esta crisis tendría dos causas: a) Demasiados países están endeudados con relación a las capacidades acreedoras mundiales; y no solamente los países pobres. El servicio de la deuda de las naciones europeas es preocupante. b) La economía mundial se apoya cada vez más sobre la especulación y la lógica de los flujos de inversión rentables (bolsas, sociedades financieras, fondos de pensiones internacionales…); la predominancia del monetarismo especulativo sobre la producción va a producir un efecto de “pánico general” en caso de hundimiento de los cursos en un sector: los especuladores internacionales a la hora de retirar sus capitales. La economía mundial se encontraría así “deshidratada”, con inversiones en caída provocadas por el hundimiento del mercado de los capitales, que es donde las firmas industriales y los Estados piden sus préstamos. La consecuencia: una recesión global y brutal, funesta para una civilización fundada únicamente sobre el empleo económico.

Jacques Attali

Pero en esta ocasión, más allá de compartir con los lectores estos párrafos ilustrativos, nos interesa resaltar tres extractos impecables, que realmente perturban por la similitud con la situación argentina, y evidencian que, con un moderado retraso, nuestro país está también inmerso en la globalización de la pavada. Pertenecen a Palabras Ideológicamente Disidentes, en el mismo libro citado:

¿Políticamente correcto o políticamente pijo*?

Lo “políticamente correcto” no se funda sobre unos sentimientos éticos sinceros, ni sobre el miedo físico de una represión, sino sobre un reflejo de esnobismo intelectual y de cobardía social. En verdad, lo “políticamente correcto” es políticamente pijo. Los periodistas y los “pensadores” del actual sistema reproducen de manera “soft” y burguesa el mecanismo de la sumisión de la época estalinista: ya no se corre el riesgo de ser enviado en un campo de concentración, sino de no ser admitido en los restaurantes u otros lugares elegantes, de ser excluido de los círculos “intelos**”, de disgustar a las chicas guapas, etc., si se emite unas ideas al margen del sistema. Es lo que ha pasado con Jean Baudrillard. Ser políticamente correcto, no es un problema de ideas, sino de inserción social.

*"Pijo" se usa en España para nuestro "mediopelo", en el sentido que para la intelligentzia le diera Jauretche.

**"Intelos" es un galicismo despectivo, equiparable a nuestro "intelectualoides".


Jean Baudrillard

De la censura a la distracción

El sistema no utiliza la censura brutal, excepto en unos casos muy limitados, sino el desvío mental, etimológicamente la distracción. El sistema focaliza sin pausa nuestra atención sobre los problemas inesenciales. No solamente se trata del clásico truco del embrutecimiento de la población por el aparato mass-mediático de la sociedad del espectáculo, cada vez más sofisticado, verdadero “prozac audiovisual”, sino también del camuflaje de las cuestiones políticas esenciales (inmigración, contaminación, política de transportes, envejecimiento demográfico, ruptura financiera de los presupuestos sociales hacia el horizonte del 2010*, etc.) por unos debates secundarios y superficiales: matrimonio homosexual, PACS, paridad obligatoria de elegidos de los dos sexos**, dopaje en el deporte, despenalización del cannabis***, etc. Estos problemas insignificantes evitan que las verdaderas cuestiones urgentes y cruciales sean tratadas, lo cual, evidentemente, es la situación ideal para una clase política preocupada, por arribismo, de no disgustar nunca a los electores. Constantinopla está asediada, pero se diserta sobre el sexo de los ángeles.

* Véase por lo que está pasando Europa en este 2010, y se volverá a apreciar la magnitud de la anticipación efectuada en 1998 (Grecia, Irlanda, Gran Bretaña, España...).

** En Europa occidental, siempre un poquito más "adelantados", el tema del cupo femenino ya abarca el 50% de las postulaciones.

*** He resaltado en negrita los dos ejemplos citados, simplemente porque son aquéllos que se les ha ocurrido al actual gobierno para ejercer la distracción comentada en el extracto. No nos asiste a los argentinos, ciertamente, el privilegio de la originalidad, al menos...


Abel Bonnard


La “concertación” y la “negociación”, plagas de la democracia moderna

La clase política de los “moderados” (según esta palabra horrible, aborrecida por Abel Bonnard) ha inventado un concepto temible: la concertación, como sinónimo de “modernización de la democracia”. Es uno de los signos de degeneración y de suicidio de la democracia liberal occidental. La concertación es el pretexto para la inacción. Paraliza todas las decisiones y las reduce a compromisos bastardos y minimalistas, pues significa que estas últimas tienen que estar precedidas por acuerdos globales de los grupos de presión y de los sindicatos minoritarios. En los casos de urgencia, esta práctica se demuestra funesta. La concertación es el antifaz del miedo a actuar, del miedo a los riesgos y a las responsabilidades. Sobre todo no herir a la clase mediática, no enfrentarse a las minorías activas de la corrección política, no enfrentarse a los sindicatos agarrados a sus privilegios como a un clavo ardiendo: ningún conflicto, ningún problema. Uno no debe enfrentarse a los camioneros, los “jóvenes”, los profesores, los pescadores, etc. ¿El interés general? Los políticos no conocen esta palabra. Luchar contra el fuego es penoso, y se pueden quemar la cola. La concertación significa el hundimiento del Estado democrático de derecho, porque los dirigentes renuncian a sus programas, ratificados por la mayoría del pueblo, en provecho de ciertos compromisos con las instituciones no representativas. La verdadera “concertación” es el sufragio popular, es la voluntad del pueblo. Resultado del reino de la “concertación”: el statu quo, el conservatismo, la dejadez, el retroceso de lo político. La otra cara mórbida de la concertación es la negociación. Cuando una decisión política legal y legítima choca contra una minoría ínfima apoyada por los mass-media, el gobierno cede y la vacía de su substancia; por miedo, pereza, cobardía o desaliento. Consecuencia: la ley es sustituida por la excepción y el privilegio, la decisión por la indecisión, la solución por la derrota y el compromiso. Ejemplos: los inmigrantes son, en este momento, inexpulsables de facto; toda reforma de la Educación Nacional, totalmente esclerotizada, es imposible, todo plan de reforma de la Seguridad Social fracasa, toda política racional de transportes es inaplicable, etc. La campeona, en este dominio, es la derecha parlamentaria. Nunca ha admitido que la política sea un combate ni que es indispensable e inevitable disgustar a una parte de los electores, enfrentarse a las corporaciones, sufrir los sarcasmos moralizadores de la izquierda. Pero los gobiernos de derechas siempre fueron softs. Tienen miedo de la batalla y no se atreven a aplicar las ideas por las cuales han sido elegidos. En el fondo, no se sienten realmente legitimados a sí mismos. En Francia, un poder de derechas prefiere no disgustar a los que han votado contra él antes que satisfacer a los que sí han votado para él. ¡Como estos diputados RPR encantados de que la izquierda los aplauda, después de su voto -contra su campo y el deseo de sus electores- en favor del PACS, el Pacto Civil de Solidaridad! La pareja “concertación-negociación”, bajo un pretexto moral y democrático, firma la dimisión de la democracia y del Estado de derecho. Los sistemas políticos occidentales rechazan el principio de autoridad y el decisionismo legal. Se condenan al fracaso y al hundimiento. ¿Quizás preparan el retorno de los autócratas?


Espero que disfruten de un pensamiento irreverente, refrescante y frontal, en medio de tanta somnolencia "concertada" en lo "políticamente correcto".


[Supongo que puede interesar también, este artículo , de hace 11 meses.]